domingo, 19 de diciembre de 2010

LA PACIENCIA DEL GRANDE

Cuando uno tiene hijos muy pequeños, como es nuestro caso, hay que dar equilibrio entre la exigencia y el "dar cuerda". Porque claro a un niño de dos años no le puedes exigir un comportamiento de un adulto. No siquiera el comportamiento de un niño de 6 años.

Es lo que suele pasar cuando una familia va como invitado a un restaurante con un niño pequeño. Los padres pretenden que el niño de 3 ó 4 años se comporte como un adulto y no se mueva de la mesa, que coma como un adulto, que deje hablar a los mayores. Error. Pero de los muy gordos. Uno esas comidas las puede aprovechar para formar a su hijo en uno o dos detalles, pero no pueden pretender que lo hagan todo bien. Por eso esas comidas suelen acabar mal. Entre los padres y los hijos.

Lo mejor en esas comidas es no ir. En caso de ser necesario, lo segundo mejor es avisar a los anfitriones. Y en tercer caso es mucha mano izquierda.

La mano izquierda es más importante en público que en privado. En privado es momento de apretar la formación. Lo que no te hagan en la intimidad de casa, no esperes que te lo hagan nerviosos fuera de casa.

Es lo más importante con los enanos. Paciencia. Deber ser proporcional la paciencia a la diferencia de edad que exista entre el adulto y el niño. Cuanto más bebé sea el niño, más paciencia en su educación. Y lo demás son chorradas.

Y se ha acabado. Otro día más. Ciao.

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